Sobrecrecimiento Bacteriano: SIBO e IMO: Qué son, síntomas, causas y soluciones nutricionales

El sobrecrecimiento bacteriano se refiere a la proliferación excesiva de microorganismos en el intestino delgado. En el caso del SIBO (Small Intestinal Bacterial Overgrowth), se produce un aumento desproporcionado de bacterias en el intestino delgado, mientras que el IMO (Intestinal Methanogen Overgrowth) se caracteriza por un incremento de metanógenos, microorganismos que generan metano y pueden influir en la motilidad intestinal.

Síntomas principales:

  • Dolor y malestar abdominal, con sensación de hinchazón y distensión.
  • Eructos y flatulencias excesivas.
  • Alteraciones en el hábito intestinal, como diarrea en el SIBO o estreñimiento predominante en el IMO.
  • Sensación de plenitud tras las comidas.
  • Pérdida de peso involuntaria y, en algunos casos, deficiencias nutricionales.

Causas y factores de riesgo:

  • Alteraciones en la motilidad intestinal: Una digestión lenta o disfuncional favorece la acumulación de bacterias.
  • Uso prolongado de ciertos medicamentos: Antibióticos, inhibidores de la bomba de protones y otros fármacos que alteran la flora intestinal.
  • Dieta inadecuada: Alto consumo de carbohidratos fermentables y azúcares simples que sirven de alimento a las bacterias y metanógenos.
  • Disbiosis intestinal: Desequilibrio en la microbiota que permite el crecimiento excesivo en el intestino delgado.
  • Condiciones subyacentes: Enfermedades inflamatorias o estructurales del tracto gastrointestinal que pueden predisponer al sobrecrecimiento bacteriano.

Soluciones nutricionales y terapéuticas:

  • Dieta baja en FODMAPs: Reducir la ingesta de carbohidratos fermentables para disminuir la actividad bacteriana y aliviar los síntomas.
  • Plan de alimentación personalizado: Trabajar con un nutricionista para diseñar un plan que asegure el aporte nutricional adecuado mientras se minimizan los alimentos que exacerban el sobrecrecimiento.
  • Probióticos y prebióticos: Incorporar alimentos fermentados o suplementos, bajo supervisión profesional, para ayudar a reequilibrar la microbiota intestinal.
  • Hidratación adecuada: Mantener un consumo regular de agua para favorecer la digestión y apoyar la función intestinal.
  • Soporte farmacológico: En algunos casos, el médico puede recetar antibióticos específicos o agentes proquinéticos para normalizar la motilidad intestinal.

Otros enfoques complementarios:

  • Manejo del estrés: Practicar técnicas de relajación, meditación o yoga, ya que el estrés puede influir negativamente en la función gastrointestinal.
  • Actividad física moderada: Realizar ejercicio regular para estimular la motilidad intestinal y mejorar el bienestar general.
  • Seguimiento médico continuo: Es importante mantener controles periódicos para evaluar la respuesta al tratamiento y ajustar las estrategias según la evolución de la condición.
  • Educación nutricional: Informarse sobre hábitos alimentarios saludables que apoyen un equilibrio en la microbiota y prevengan recaídas.

Un enfoque integral que combine tratamiento médico, nutricional y cambios en el estilo de vida es esencial para controlar el SIBO y el IMO, mejorar la función digestiva y la calidad de vida. Si experimentas síntomas persistentes, es fundamental buscar ayuda profesional para obtener un diagnóstico y tratamiento personalizado.

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