El concepto de crononutrición surgió en 1986 de la mano de un doctor llamado Alain Delabos. Es una filosofía que sugiere alimentarse siguiendo nuestros relojes biológicos bajo la idea de que los alimentos tienen unos efectos u otros en el organismo dependiendo de la hora en que sean ingeridos. En la actualidad, la crononutrición estudia el efecto de la alimentación sobre nuestro sistema circadiano. Es decir, estudia el efecto de la ingesta sobre la secreción de hormonas relacionadas con el hambre, la saciedad, el sueño, la vigilia, la tolerancia a la glucosa, etc. y las repercusiones de estos efectos.
Hay muchos estudios al respecto que apoyan esta teoria pero la pregunta es: ¿es compatible con nuestro ritmo y estilo de vida? Pensando en gente que acaba de trabajar a las 8 o 10 de la noche, ¿a qué hora cenarán? ¿Y las que trabajan de noche?
De igual modo, de nada sirve tener en cuenta el reloj biológico y los ritmos circadianos si nuestra alimentación no es saludable. Si lo que comemos son productos ultrarprocesados y/o insanos, da igual que nos los comamos a las 10 de la mañana que a las 10 de la noche. Pero en la medida de lo posible sí que deberíamos ajustarnos a ello y por ejemplo, adelantar la hora de la cena o acostarnos antes. Personalmente creo que es difícil pero no imposible.