Tan importante es comer alimentos sanos como que estos se conserven en buenas condiciones, sin riesgo de contaminación cruzada, de proliferación bacteriana o simplemente sin dejar que se pudran. Para ello en el podcast de hoy te explico cómo organizar tu nevera para que así sea.
Antes de saber cómo debemos manipular, envasar u ordenar los alimentos en el refrigerador debemos tener en cuenta otros aspectos previos:
– Asegúrate de que tu nevera está bien limpia y desinfectada. Imagina por dónde pasan todos los envases que llegan a parar en tu nevera: cintas transportadoras, camiones, suelos, plásticos sucios, están en contacto con otros productos, manos más o menos limpias…
– La temperatura de la nevera debe estar entre 1 y 4 grados.
– Si prevés comprar refrigerados o congelados ten en cuenta que justo después de la compra se aconseja ir directo a casa y conservar los alimentos de forma segura para evitar romper la cadena de frío.
– Comprar primero los productos que sean aptos para conservarse a temperatura ambiente: Productos de limpieza e higiene, bebidas, encurtidos, pan, frutas, verduras, etc. Posteriormente comprar productos refrigerados y finalmente los congelados.
Cuando llegamos a casa con la compra, debemos:
– Tirar los envases y embalajes de supermercado, a excepción de aquellos que contengan dentro una atmósfera para mejorar la conservación del producto, como sucede en el caso de las bolsas de ensaladas. Los vegetales en esta presentación se encuentran limpios, desinfectados, perfectamente conservados y aptos para su consumo.
– Todo aquello que quitemos de bolsas, bandejas y papel de film lo debemos conservar en tuppers limpios o bolsas de congelación de un solo uso.
– Tira a la basura los cartones que unen los yogures y los plásticos que unen las latas. Son materiales que están contaminados.
– Los huevos deben estar bien cerrados en la huevera de la nevera. Si no tienes huevera o no tiene tapa para cerrarlos, mejor que los guardes en un tupper, siempre conservando la posición del huevo (la parte más estrecha abajo).
– Retira las frutas y verduras de las bolsas y consérvalas en los cajones inferiores de la nevera. – Recuerda que los vegetales no se riegan con agua potable y contienen pesticidas, tierra, suciedad, microorganismos, etc.
– No limpies la carne y el pescado. Conserva las piezas en bolsas de congelación sin pasarlas por agua, ya que con agua no limpiamos, si no que creamos un vehículo que permite la multiplicación bacteriana. Si vemos que contienen agua podemos secarlas con un papel limpio y seco.
– Los alimentos frescos que hayamos comprado que no vayamos a consumir en los próximos 4-5 días congélalos en bolsas de congelación cerradas herméticamente lo antes posible. Es mejor congelarlo con previsión que dejarlo en la nevera durante unos días y después congelarlo.
Ahora sí, así es como debes organizar la nevera por zonas. Contando de arriba a abajo, las zonas deberían ser:
ZONA 1: En esta zona va todo aquello que sea “producto acabado”, es decir, que después no se someterá a ningún tratamiento. Por ejemplo: Un tupper de ensalada o gazpacho o un tupper pequeño con el vertido de una lata de aceitunas o encurtidos que no hemos terminado en un aperitivo (líquido + aceitunas + pepinillos, etc.).
ZONA 2: Productos o alimentos bien conservados que posteriormente cocinaremos y someteremos a altas temperaturas. Por ejemplo: Un tupper de macarrones o de un pescado cocido con patatas y verduras, un tupper pequeño con restos de tomate triturado natural.
ZONA 3: Materias primas crudas como carnes y pescados. Tras quitar el embalaje sucio y guardarlo en tuppers o bolsas sin pasarlos por agua. Es la zona más fría de la nevera y frenará mejor el crecimiento bacteriano.
ZONA 4: Es cierto que la fruta puede conservarse fuera de la nevera, pero si te gusta fresca como a mí, lo ideal es guardar las frutas en uno de los cajones cerrados de la nevera y en el otro las verduras y hortalizas.