1133. Alimentos otoñales.

Analizamos los alimentos más característicos del otoño:

– La calabaza:
La calabaza es una hortaliza muy otoñal pero la puedes encontrar tanto en verano como en invierno y entera o cortada a trozos
En invierno: a la hora de comprarlas nos tenemos que fijar que sean de piel gruesa y pesadas en relación a su tamaño.
En verano: a la hora de comprarlas nos tenemos que fijar en que sean suaves al tacto, brillantes y con una piel que no sea muy dura.

Si la hemos comprado entera, la podemos guardar en un lugar fresco, seco y ventilado y nos puede durar 6 meses.
Si la hemos comprado en trozos, la tenemos que guardar en la nevera y si no la consumimos lo antes posible la podemos trocear y congelar.

Hay diferentes tipos:
Calabaza Vasca: color: entre naranja y verde. / tamaño: grande y alargada.
Potimarron: color: naranja. / tamaño: de pera.
Butternut o Cacahuete: color: entre naranja y amarillo. / piel: más dura.
Calabaza Moscada de la Provenza: color: naranja. / piel: más dura.
Calabaza para dulce de cabello de Ángel o Confitera: color: entre amarillo y blanco con manchas verdes. / tamaño: ligeramente ovalada.

Están compuestas básicamente por agua (90%) y tienen bajo contenido en hidratos de carbono, así entonces, la calabaza es una gran fuente de fibra. Es rica en potasio, magnesio, calcio, zinc y hierro. Alta en betacarotenos (responsable del color naranja), así entonces, es antioxidante y provitamina A. Ayuda a evitar la piel seca y la psoriasis.
Previene un gran número de enfermedades inflamatorias como el asma o la artritis.

Su sabor y textura combina bien con sabores como el de la almendra, la canela, la castaña, el jengibre, la manzana, el coco, aromáticas como romero o tomillo.

Ideas de cómo comerla:
Ensalada de calabaza.
Mermelada de calabaza.
Crema de calabaza.
Canelones de calabaza y salsa de pimientos.
Buñuelos de calabaza.
Espaguetis con salsa de calabaza, setas y castañas.
Arroz meloso con calabaza y romero.
Flan de calabaza con canela.
Estofado con calabaza.

– El boniato:

Es conveniente escoger los que tengan aspecto firme y si son de tamaño medio o pequeño mejor, ya que así a la hora de cocinarlos quedarán más sabrosos y dulces.

Una vez hemos comprado este tubérculo, se tiene que guardar en un lugar fresco, oscuro y ventilado para que así nos pueda durar una semana.
No es aconsejable guardarlos crudos en la nevera ya que los boniatos tienen tendencia a germinar y a fermentar.

Contiene mucha provitamina A en forma de betacaroteno ayudándonos al buen mantenimiento del pelo, la piel, los huesos, los dientes y la reproducción.
Al ser rico en vitamina E, tiene poder antioxidante.
Gracias al ácido fólico, interviene en la producción de glóbulos rojos y blancos, en la formación de material genético y en la formación de anticuerpos en el sistema inmunológico.

El boniato se puede cocinar tanto en el horno, como en el microondas, como en una cazuela o en una sartén, incluso en una tostadora.

Ideas de cómo comerlo:
Boniato asado relleno de quinoa y queso.
Brochetas de boniato glaseado con naranja, miso y miel.
Ñoquis de boniato.
Risotto de boniato.
Guarnición de boniato asado con especies.

– Las setas:

Las setas son el fruto de algunas variedades de hongos que, aunque es cierto que por sus características nutricionales y composición se clasifican como vegetales, estrictamente no lo son.

Las setas contienen un alto contenido de agua, minerales y vitaminas del complejo B, pero además, poseen cantidades variables de hidratos de carbono y proteínas, así como de fibra. Además, contienen un bajo contenido graso (1%).

Aportan fibra insoluble. Tiene alto poder saciante. Contienen elementos antioxidantes. Bajo poder calórico. Aportan vitaminas y minerales. Son ricas en hierro, fósforo, yodo, magnesio, selenio, calcio, potasio, zinc, además de vitamina A y vitaminas del grupo B (concretamente B1, B2, B3), así como C y vitamina D. Bajo contenido en sodio.

Hay muchos tipos, los más comunes:
Portobello: rico en potasio y proteínas.
Níscalos: Altas en fibras y con alto aporte calórico.
Champiñones: Bajo aporte calórico pero alto contenido en potasio y proteínas.
Boletus: Bajo aporte calórico pero alto aporte en fibra.
Rebozuelo: Gran aporte de hierro y potasio.

La preparación de las setas es muy variada ya que las podemos consumir en crudo (ensalada o carpaccio) o incorporarlas tras una cocción (salteado, cremas, estofados, arroz,…)
Antes de consumirlas debemos de limpiarlas para retirar la tierra superficial que pueden contener, seguidamente debemos lavarlas con agua o con un trapo húmedo.
Es importante no dejarlas en remojo o la seta va perdiendo su consistencia al deshidratarse.

Ideas de cómo comerlas:
Champiñones portobello especiados con crema de calabaza.
Salteado de coles de bruselas y boletus.
Crema de champiñones y puerro con jengibre.
Paté de champiñones y nueces.
Croquetas de boletus.
Lasaña de setas.

– Las castañas:

Las castañas son un fruto seco que tiene la particularidad de no ser ricos en grasas, pero sí que predominan los hidratos de carbono.
Tiene un contenido alto en fibra, potasio, magnesio, fósforo y calcio.

Las castañas ofrecen minerales que contribuyen al buen funcionamiento del sistema neuromuscular como potasio, magnesio y calcio.
Por otro lado, por ser fuente de polifenoles antioxidantes, pueden proteger a cada célula del cuerpo del efecto negativo del estrés y los radicales libres del oxígeno, pudiendo retrasar o controlar enfermedades mediadas con procesos inflamatorios.

Ideas de cómo comerlas:
Cocido gallego con castañas, garbanzos y kale.
Crema dulce de castañas.
Conserva de castañas en almíbar.
Bizcocho de castañas.
Castañas asadas.
Puré de castañas.
Arroz con setas y castañas.

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